josephine baker

la gran vedette que terminó siendo espía antinazi

Si has escuchado alguna vez el nombre de Josephine Baker probablemente será relacionado con el famosísimo número de ‘Banana’, en el que una despampanante vedette afroamericana bailaba en 1927 ataviada con un cinturón hecho de plátanos . A parte de ser la primera mujer negra en aparecer en una película y la primera estrella internacional, esta impresionante mujer también fue espía antinazi, ferviente feminista y activista contra la segregación racial en Estados Unidos. Una historia sencillamente increíble.

Ernest Hemingway dijo de ella que era “la mujer más sensacional que nadie haya visto jamás -o nunca lo hará-”. Sensacional. Así era Josephine Baker, de la que se suele recordar aquella danse sauvage que causó auténtica sensación. 

Lo cierto es que no solo se convirtió en una de las artistas mejor pagadas de Europa, sino que, de pronto, todas las mujeres querían ser Josephine Baker, o al menos bailar como ella. Muchas intentaban, incluso, oscurecerse la piel untándose crema de nueces y se vendieron muñecas con faldas de plátano por doquier. Fue todo un ídolo de masas. 

Sin embargo, la contribución más importante de Josephine Baker fue sin lugar a dudas a los derechos humanos y civiles. Durante la Segunda Guerra Mundial se convirtió en espía de la Resistencia francesa, obteniendo secretos militares de los oficiales alemanes. Cuando murió en 1975, Baker se convirtió en la primera mujer estadounidense en ser enterrada con todos los honores militares franceses. 

Mujer sonriendo con uniforme militar, incluidos gorra y chaqueta con insignias, fondo gris.

“Es la mujer más sensacional que nadie haya visto jamás -o nunca lo hará-”

Ernest Hemingway

Mujer posando elegantemente en un vestido largo, peinado alto y joyas.

Una dura infancia

Como muchas otras mujeres afroamericanas de los Estados Unidos de principios del siglo pasado, Josephine Baker nació en el seno de una familia tremendamente pobre y desde muy pequeña tuvo que aprender a salir adelante sola. Con tan solo diez años ya era doncella en una casa a cambio de un techo y algo de comida. 

Un techo, por decir algo, ya que Josephine dormía en realidad en un sótano: el mismo lugar de la casa que estaba destinado al perro. Los dueños de la casa le propinaban un trato vejatorio, con violencia física y otras clases de abusos. Con tan solo 13 años su familia decidió casarla con un hombre 12 años mayor que ella, pero esto a Josephine Baker le pareció una idea fantástica, solo por salir del infierno en el que vivía. La tuitera Cristina Domenech hizo un excelente hilo en X contando la historia de Josephine Baker.  

Su primer matrimonio duró tan solo un año y tras su separación, decidió introducirse en el mundo del baile. Los padres de Baker habían sido bailarines callejeros en St. Louis y Josephine siempre había sentido ese gusanillo en su interior. Así que, sin nada que perder, decidió unirse a un grupo de bailarinas profesionales. En seguida Josephine Baker llamó la atención de todo aquel que la veía bailar. Su carisma en el escenario era indudable, no sólo por lo bien que se movía, sino por su desparpajo para hacer reír y divertir al mismo tiempo que bailaba. 

La primera influencer

En 1922, con solo 16 años, Josephine aterrizó en Nueva York para debutar nada menos que en el Music Hall de Broadway. Tras participar en varios musicales, a Josephine se le presenta la gran oportunidad de su vida: iniciar una gira en Francia. No tuvo ninguna duda. No podemos olvidar que Josephine Baker era una artista afroamericana, liberada, empoderada y con un fuerte carácter y personalidad, en América de los años 20, donde la segregación racial ya tenía mucho peso. La bailarina afroamericana empezó a ser muy criticada por la prensa y su carrera en Estados Unidos había entrado en unimpasse.

“Se convirtió en una de las mujeres más conocidas del mundo.”

Poco después de su llegada a Europa, Josephine Baker ya era toda una estrella. Actuaba en las salas más conocidas en esos ‘locos años 20’ en París, donde el auge de los cabarets era impresionante. Se convirtió en una de las mujeres más conocidas del mundo: tenía su propio club Chez Joséphine, fue musa deescritores como Ernest Hemingway y pintores como Picasso, también se convirtió en la mujer más fotografiada del año 1926 y fue la primera afroamericana en participar en un largometraje: La Sirène des Tropiques, de 1927. Era un auténtica sensación y empezó a ser conocida por apodos como ‘La venus de bronce’, ‘La perla negra’ y ‘La diosa de ébano’.¿Estamos hablando de una influencer en los años 20?

 

Activista social y espía

Josephine disfrutaba de este dulce momento de éxito trabajando sin parar y codeándose con lo más selecto de la capital francesa de la época. Se dice y se rumorea que mantuvo una relación sentimental con la misma Frida Kahlo. Dos grandes mujeres cargadas de talento. Maravilloso, ¿verdad? En este vídeo se hace un precioso repaso por la vida de Baker:

 

En 1936 la artista regresó a Estados Unidos, donde se encontró con la hostilidad de un público que no estaba dispuesto a aceptar sus espectáculos tildados de escandalosos. Los más insolentes incluso criticaban sus actuaciones alegando que “bailaba como un mono”. Así que Josephine volvió a Europa, esta vez con la intención de quedarse, a pesar de que la relativa tranquilidad anterior empieza a terminar en el Viejo Continente, con el ascenso del nazismo y su correspondiente ola de racismo. Esto desencadenó una etapa mucho más comprometida en la vida de Josephine Baker, que comenzó a implicarse cada vez más en lucha por los derechos sociales.

Gracias a su matrimonio con el empresario de origen judío, Jean Lion, consiguió la nacionalidad francesa y Josephine Baker se convertía en espía antinazi uniéndose a la Liga Internacional contra el Racismo y el Antisemitismo y colaborando con la resistencia francesa. Desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial se posicionó como una agente del contraespionaje, acudiendo a embajadas y usando su fama y su carisma para conseguir información tremendamente valiosa para la resistencia. Muchos de los diplomáticos con los que charlaba eran grandes fans suyos, lo que hacía más fácil conseguir todo tipo de información.

 

Bailarina sonriente con vestuario exótico de plumas y perlas, fondo de estudio en blanco y negro.

Fue la única mujer que habló al público en la Marcha sobre Washington de 1963

Activista contra la segregación racial

Años más tarde Josephine regresó a Estados Unidos, inició una cruzada por los derechos civiles para las personas de raza negra. Ella fue la única mujer que habló al público en la Marcha sobre Washington de 1963, en la que trascendió a la historia el discurso de “I have a dream” de Martin Luther King. La artista también comenzó a incluir en sus contratos una cláusula de no discriminación, por la que no actuaría en locales que vetaran la entrada a los negros. 

Además, junto a su cuarto marido, el director de orquesta Joseph Bouillon, adoptó a 12 niños de distintas nacionalidades y religiones. Con su Tribu del arco iris, como ella la llamaba, quiso demostrar que la fraternidad internacional era posible. 

También amaba las mascotas. Y no hablo de cualquier mascota. Josephine Baker era de todo menos corriente, de manera que lo que ella tenía era unleopardo, un chimpacé, una culebra, un cerdo, pájaros, peces, gatos y perros. Evidentemente, una familia de tantos miembros humanos y animales no es fácil de mantener. En unos duros momentos de problemas económicos, la artista pudo contar con la ayuda de la princesa Grace de Mónaco, que se había convertido en una gran amiga. Ella financió además su vuelta a los escenarios en 1975.

Se trataba de una gira parisina que revolucionó por completo a su público, que ansiaba volver a ver a esta gran artista en directo. Por desgracia, después del primer concierto y antes de otra actuación, Josephine Baker entró en coma y murió el 12 de abril de 1975 por una hemorragia cerebral. El cortejo fúnebre que desfiló por las calles de París fue impresionante y Josephine Baker se convirtió en la primera mujer americana a la que se le otorgaron honores militares en Francia.

Una persona sonriente vestida con uniforme militar y varias medallas, con el Monumento a Washington en el Fondo.