leymah gbowee

la mujer que puso fin a 14 años de guerra en Liberia

Vivió el calvario de los campos de refugiados y la eternidad de una Guerra Civil que acabó con alrededor de 200.000 muertos y un millón de desplazados y de la que las grandes víctimas fueron las mujeres -un 75% sufrió violencia sexual- y los niños. Mientras los hombres no dejaban de organizarse para la guerra, Leymah Gbowee consiguió que las mujeres se organizaran para la paz, alcanzando lo inimaginable.

La de Leymah Gbowee es una historia revolucionaria, sin precedentes. Ella en sí es historia: historia de África, historia de los movimientos sociales, historia de la paz, historia de las mujeres. Un testimonio vital para comprender el rol crucial de las mujeres en el devenir de los acontecimientos históricos. Quizá sea precisamente ese el motivo por el que hoy su legado sigue siendo tan desconocido, a pesar de que ganó el Premio Nobel de la Paz en 2011.

El de Liberia fue un conflicto que parecía no tener fin. Por supuesto, las grandes víctimas eran, como en todos los conflictos armados, las mujeres. El 75% sufrió violencia sexual mientras los medios de comunicación lo ignoraban. Gbowee dio un golpe en la mesa: esto tenía que acabar fuese como fuese. Movilizó a las mujeres liberianas, de distintas religiones y confesiones, y les hizo comprender que la unión de las mujeres era imbatible y podía acabar con aquella situación. 

Mujer vistiendo atuendo africano tradicional con estampado en azul y naranja y fondo rojo.

“Es hora de ponerse de pie, hermanas, y de hacer lo inimaginable. Tenemos el poder de cambiar nuestro mundo.”

LEYMAH GBOWEE

Entre otras acciones, las mujeres liberianas desarrollaron una huelga de sexo para presionar a sus maridos a dejar la lucha violenta y realizaron constantes concentraciones y protestas alzando la voz por el fin del conflicto. Las acciones lideradas por Gbowee no solo trajeron la paz a Liberia, sino que facilitaron el camino para la elección de la primera presidenta africana: Ellen Johnson Sirleaf.

Si entiendes el francés, no te pierdas este maravilloso resumen animado de su vida:

 

Un país roto de norte a sur

Libera significa “tierra de los libres” y es que fue el primer país independiente de África, creado por esclavos estadounidenses liberados, en 1847. Sus descendientes formaron una clase elitista que dominó a los grupos étnicos indígenas durante más de un siglo. Y en esta herencia cultural híbrida creció nuestra protagonista de hoy, Leymah Gbowee

Las crecientes tensiones finalmente estallaron en una guerra civil en 1989. Desde entonces, Liberia sufrió un período prolongado de violencia. En ocasiones, las masacres se concentraban en el campo. Otras, el conflicto estallaba en la capital, Monrovia. En ese momento Leymah tenía 17 años y automáticamente tuvo que decir adiós a su sueño de formarse e ir a la universidad, a causa de un país roto de norte a sur. Sin tiempo para lamentos, ella y su familia se ven obligados a huir e instalarse en un campo de refugiados en Ghana.

En aquel lugar, Leymah no solo sufrió las consecuencias de la guerra, sino a una violencia suplementaria por el mero hecho de ser mujer. Tras ser víctima de todo tipo de abusos, conoció al que se convertiría en su marido y con el que sufrió un matrimonio de violencia diaria que finalizó con cuatro hijos. “No veía qué futuro podía tener, no quería seguir viviendo”, se lamentaba día tras día.

Personas caminando en un camino de tierra con bolsas grandes, cerca de vehículos de la ONU estacionados en un área rural.

“No veía qué futuro podía tener, no quería seguir viviendo.”

Grupo de mujeres vestidas de blanco formando una fila en un espacio al aire libre.

Trabajadora social para huir del maltrato

De vuelta a Liberia en un pequeño oasis de cese de la violencia entre los dos bandos, Leymah decidió, con el objetivo de huir del particular infierno de su hogar, asistir a un programa de Unicef cuyo objetivo era formar a trabajadores sociales para ayudar y dar terapia a aquellos que habían quedado traumatizados por la guerra.

Tras trabajar primero con niños soldado, después fue el turno de un grupo de mujeres refugiadas que, como ella, a parte de los estragos de la guerra, habían sufrido los abusos machistas. Con ellas conoció sin duda la parte más cruel del conflicto. Se dio cuenta de que, por la lucha de poder, los hombres sumían a todo un país en la guerra, cuyas consecuencias más terribles eran sufridas por las mujeres.

Todas habían sido violadas y víctimas auténticos horrores. A una de ellas un soldado le apartó el bebé del pecho cuando lo estaba amamantando y se lo cortó. A otra, le hicieron cantar y bailar mientras los soldados violaban a su hija de 12 años de un lado y le cortaban el cuello a su marido de otro. 

No sabía cómo iba a hacerlo, pero la guerra continuaba y cada vez era más cruenta, así que un solo pensamiento comenzó a rondar permanentemente la cabeza de Leymah Gbowee, hasta en sueños: las mujeres tenían que conseguir poner fin a la guerra.

Leymah Gbowee, creadora del Movimiento de Mujeres por la Paz en Liberia

Leymah, que es cristiana, se unió a una mujer musulmana, Asatu Bah-Kenneth, y reunieron a seis mujeres en un mercado, demostrando que, unidas más allá de religiones, las mujeres tienen un poder descomunal. Estas mujeres comenzaron a crear su propio ejército: uno cuya seña de identidad fueran las camisetas blancas y que todo lo que anhelaba era la paz. Mujeres sin miedo y llenas de coraje, porque la verdadera valentía es la de aquellos que alzan la voz sin empuñar un arma. 

Juntas, estas mujeres redactaron una declaración firmada condenando la guerra y le dieron diez dólares a una amiga periodista para que pudiese publicarla. Así comenzaba el Movimiento de Mujeres por la Paz en Liberia, que poco a poco comenzó a tener más y más adeptas y que meses después se contaban por miles. “Muchos nos preguntaban que por qué arriesgábamos nuestra vida. No se daban cuenta de que ya estábamos muertas. La muerte a veces nos parecía una mejor opción que la vida que teníamos”, asegura Gbowee.

Estaban haciendo mucho ruido, pero los enfrentamientos violentos se encrudecían por momentos, por lo que tenían que hacer más para que los dirigentes políticos, en especial el entonces presidente de Liberia, Charles Ghankay Taylor, las escuchara. 

“Muchos nos preguntaban que por qué arriesgábamos nuestra vida. No se daban cuenta de que ya estábamos muertas.”

Una huelga de sexo para poner fin a la guerra

Así surgió la huelga de sexo. Durante una entrevista en medio de una protesta, una de las integrantes del Movimiento de Mujeres por la Paz en Liberia anunciaba que a partir de ese momento las mujeres liberianas no mantendrían relaciones sexuales con sus maridos, con el único objetivo de que los hombres comprendieran que tenían un papel crucial para conseguir que aquel conflicto terminase de una vez por todas. 

La huelga duró meses y desconocemos si sus efectos prácticos fueron trascendentales, pero lo que sí consiguió es que todos los medios de comunicación, también los extranjeros, pusieran el foco en aquellas mujeres que estaban dispuestas a llegar hasta el final por poner fin a la violencia en Liberia. “Cuando hablamos de la palabra sexo todos los medios internacionales nos quisieron escuchar. Antes no”, aseguraba Leymah.

Tras meses de protestas, las mujeres consiguieron una reunión con el presidente Taylor y le presionaron para establecer un diálogo de paz con los grupos rebeldes en Ghana. Gbowee encabezó una delegación hacia Acra para supervisar el proceso. Tras seis semanas de conversaciones, los desacuerdos hicieron tirar la toalla a las partes y querer romper el diálogo. Pero las mujeres colocaron barricadas en cada uno de los accesos al salón donde las delegaciones de ambos bandos se reunían y encerraron a los hombres. De allí no saldría nadie sin un acuerdo de paz firmado. 

Cuando la policía acudió a dispersar a las mujeres, Gbowee, entre gritos, comenzó a desnudarse. Sabía que aquella estrategia surtiría efecto: en muchos países africanos es una maldición terrible ver cómo una mujer casada o mayor se desnuda deliberadamente. Tuvieron de dejarlas en sus puestos y las delegaciones acabaron firmando un acuerdo de paz. “Cuando se firmó el acuerdo lloré todo el día”, reconoció Gbowee. Las acciones de Leymah Gbowee, secundada por las miles de mujeres del movimiento,trajeron la paz a Liberiay facilitaron el camino para la elección de la primera presidenta africana: Ellen Johnson Sirleaf.

Grupo de mujeres marchando por la paz con carteles en la mano en una calle, rodeadas de árboles.

“Hemos avanzado en nuestras metas pero los liberianos saben que, si las cosas vuelven a empeorar, volveremos.”

El tesón de Gbowee y el Movimiento de Mujeres por la Paz en Liberia ha inspirado movimientos similares en Costa de Marfil y Nigeria, y su lucha fue el foco del documental Pray the devil back to hell (Reza para que el diablo vuelva al infierno), estrenado en en 2008. “Hemos avanzado en nuestras metas pero los liberianos saben que, si las cosas vuelven a empeorar, volveremos”, asegura tajante Leymah Gbowee en el documental. Este es el trailer:

Esta vez, las mujeres sí obtuvieron el Nobel

Aunque conocemos las reticencias de la organización del Nobel para reconocer los méritos de las mujeres -en la larga historia del galardón las mujeres solo representan un 5,28% del total de premiados-, esta vez, tanto Gbowee como Johnson Sirleaf, ganaron en 2011 el Premio Nobel de la Paz.

Conscientes de que un conflicto tan largo y violento no termina de un día para el otro, después de la firma de los acuerdos, las integrantes del Movimiento de Mujeres por la Paz en Liberia exigieron estar presentes a lo largo de todo el proceso de paz. El rol de estas mujeres ha seguido siendo crucial como agente social clave en Liberia, asumiendo un papel de mediadoras, fomentando la alfabetización de su pueblo y resolviendo problemas de sus comunidades, como violaciones, conflictos étnicos y religiosos y agresiones machistas.

Leymah Gbowee sigue enfocada en el fomento y mantenimiento de la paz, ostentando cada vez puestos de más liderazgo. Es integrante del Foro Feminista Africano y de la Red de Liderazgo de Mujeres Africanas sobre Derechos Sexuales y Reproductivos y de la Comisión de la Verdad y Reconciliación de Liberia. A través de estos cargos, Leymah ha abordado la vulnerabilidad particular de las mujeres y los niños en sociedades devastadas por la guerra. Aquí puedes ver una de sus charlas sobre el potencial desaprovechado de las niñas de todo el mundo:

En su puesto actual como presidenta de Gbowee Peace Foundation Africa, Leymah impulsa una mayor inclusión de las mujeres como líderes y agentes de cambio en África. Además, es una orgullosa madre de nada menos que seis hijos.

La labor de Leymah es incontestable y, aunque ha recibido méritos oficiales, su historia sigue siendo muy desconocida, a pesar de haber sido trascendental en el devenir de todo un país. Tú tienes el poder de cambiar el paradigma. Da luz a su historia.